Las vacunas y su aplicación en las personas susceptibles son la mayor contribución de la medicina a la humanidad. Las mayores aportaciones de la vacunación se han dado cuando el desarrollo científico y tecnológico alcanzan todo su potencial.
Hace aproximadamente mil años, en China se creó una de las primeras maneras de prevenir la viruela, conocida como variolización y que consistió en ofrecer una dosis del virus a una persona sana con la esperanza de que enfermara levemente y quedara inmune. Esta técnica se extendió hacia occidente llegando a varios países del Medio Oriente y África.
En algunos lugares como Turquía, hacían una incisión en la piel de la persona que quería prevenir la enfermedad y en ella aplicaban directamente la materia que emanaba de las llagas de personas enfermas.
Fue en 1775, cuando el Dr. Edward Jenner empezó un minucioso estudio sobre la relación entre la viruela bovina y la de humanos, después de experimentar con animales descubrió que si tomaba un extracto de una llaga de viruela bovina y se la inyectaba a un ser humano, esa persona quedaba protegida contra la viruela. Esto detonó la investigación para crear la primera vacuna en el mundo, que culminaría con la erradicación de la viruela después de un siglo.
Desde entonces, la ciencia ha dado pasos gigantes para desarrollar vacunas cada vez más eficaces y seguras. La pandemia por COVID-19 obligó al mundo a desarrollar vacunas de gran alcance en tiempo récord. En menos de un año, hemos sido testigos de la maduración de biotecnologías fácilmente maleables para estimular el sistema inmune de forma precisa. Vacunas que, mediante el uso de vectores virales, plataformas de RNAm, liposomas o nuevos adyuvantes, están evitando que millones de personas mueran por COVID-19.
Para hacer justicia a estos desarrollos y estar a la par de los tiempos, es imprescindible una distribución global y equitativa de vacunas para suprimir la circulación de nuevas variantes virales de SARS-CoV-2, que amenazan el progreso alcanzado con la vacunación. En el futuro cercano, debemos prepararnos para generar un marco regulatorio que garantice la seguridad de los biológicos en el largo plazo y, en paralelo, para recibir transferencias tecnológicas y desarrollar las propias.
Editorial por la Dra. Yolanda López Vidal, Facultad de Medicina, UNAMFue escrito el 26/08/2021